Algo muy bueno va a pasar hoy

Algo muy bueno va a pasar hoy

Parecería que el optimismo no tiene cabida en el mundo hoy en día.

Por todas partes podemos encontrar razones de sobra para andar muy negativos. Y entonces…

Nos encontramos con la mirada de nuestros niños cercanos. Esas caras de ojos grandes, curiosos, expectantes, cuestionantes. Esas “buenas caras” que tenemos aquí al lado nos miran con exigencia y luego giran para mirar al frente con esperanza. Sin hablar siquiera, sin contar con las palabras precisas, nos dicen que el frente queda hacia allá, que ellos están listos para asumir la carga de reparar todo lo que hemos desbaratado los adultos.

Pero no están en capacidad de hacerlo, si no es en los hombros nuestros.

Es posible que no comprendan (¡nadie comprende!) muchas de las cosas que están ocurriendo, pero son capaces de abrir el capítulo de cada día con la certeza de que algo muy bueno va a pasar hoy. Es la gran diferencia que hay entre los que tienen todo por delante y los que no nos decidimos a dejar todo atrás. Entre los que saben que todo es posible porque están cargados de un optimismo que construye, que siembra, que suda y los que no tienen otro oficio que presagiar tormentas, recopilar dramas y arroparse de conspiraciones.

Hace unos meses los más bajitos salían corriendo con ese gigante buen espíritu a tomar el camino hacia la escuela, un oasis protegido de “los males” del mundo, mientras los adultos nos quedábamos resolviéndolo afuera. Ahora que estamos juntos en una casa, que es a la vez escuela de los pequeños y trabajo de los grandes, el mundo es uno solo y todos tenemos que enfrentarlo juntos. Es por eso que nos obligan a crear un nuevo ambiente en el que esas buenas caras que nos están mirando encuentren fuerza, seguridad y optimismo responsable.

Mi abuela Rebeca veía siempre las caras de las personas y a todas les encontraba algo bello. Nuestros niños se merecen encontrar en nosotros esa buena cara, que es capaz de activar las cosas buenas y poner en marcha las soluciones. Mirémonos en el espejo de sus pupilas y encontremos allí nuestra mejor cara.

Y si desde CUCÚ podemos ayudar,
¡aquí estamos otra vez!

Por: Guillermo Ramírez
Editor REVISTA CUCÚ

CUCÚ BUENA CARA – ENTRE RAMAS

Buena cara
Ilustración: Carlos Díaz Consuegra

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