
BIO – LOS SERES VIVOS: ESOS GRANDES MAESTROS
Cada ser viviente, animal y vegetal, es un material de estudio que podríamos pasar toda nuestra propia vida tratando de entender. Y si además los ponemos juntos en su hábitat, nos encontramos con un mecanismo maravilloso de interacciones y dependencias que funciona perfectamente… hasta que es intervenido por fuerzas externas casi siempre originadas en el ser viviente que se cree el más inteligente de todos.
Acompañados de la curiosidad innata de los niños, podemos recorrer el mundo natural y aprovechar para asombrarnos con los seres vivos y su supervivencia. Podremos revisar la maestría tejedora de las arañas, la organización militar de las hormigas, la geometría perfecta de un panal de abejas, la artesanía soberbia de un nido de pájaros, la simetría de una margarita o los ingeniosos procesos de la fotosíntesis y la polinización.
APRENDER A VIVIR, VIVIR PARA APRENDER
Desde que nacemos tenemos el reto de comprender cómo funciona nuestra vida y luego la de los demás. Muy pronto notamos que necesitamos aire, alimento, agua, luz, calor y afecto para transformarlos en energía, crecimiento, vitalidad y salud.
Nuestro cuerpo es un laboratorio de sistemas y procesos complejos que hay que preservar a cada instante y la vida es el resultado de un equilibrio de estos elementos esenciales. En cada especie animal y vegetal, la ausencia de alguno de ellos puede ser fatal.
Todos estos conceptos se pueden trasladar a cada ser vivo individualmente, pero también a los entornos en donde transcurren sus vidas. Los bosques, selvas, páramos, llanuras, manglares, océanos y desiertos tienen su propia dinámica y son un engranaje de factores que los mantienen vivos.
Y el planeta, ese gran conjunto de sistemas vivientes interconectados, también puede entenderse como un gran ser vivo que merece atención y cuidado.
Estas tres letras B-I-O son poderosas cuando se anteponen a cualquier actividad y al igual que la BIOdiversidad, podemos inventarnos la BIOcuriosidad, la BIOimaginación, la BIOexploración, pero sobre todo, la BIOempatía de los humanos con los demás seres vivos y con todo el planeta.
Guillermo Ramírez – REVISTA CUCÚ POR LA NATURALEZA – Octubre 2024
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