El aula perfecta

Chontaduro maduro
Ilustración: Alejandro Mesa

El aula perfecta

Una de las consecuencias afortunadas de quedarse en casa durante este periodo largo que no quiere terminar, es que nos permitió descubrir cada rincón del lugar en que vivimos. Y en esa búsqueda de convertir la casa en colegio, surgió un salón de clase maravilloso: la cocina.

Si pensamos con atención, es allí en donde TODO lo importante de una familia sucede y es curioso cómo nos olvidamos deliberadamente de involucrar a los niños en los procesos tan singulares y entretenidos que se necesitan para la producción de los alimentos.

Es cierto, todas las áreas del saber humano se mezclan allí (valga el juego de palabras) y la producción de los alimentos de un grupo de personas es suficiente currículo para toda una vida de logros.

Además de las ciencias básicas (química, física, matemáticas, ecología, botánica, economía) que se encuentran incluidas en las recetas, se adquieren conocimientos prácticos desde muy temprano y habilidades permanentes.

Veamos: cortar, desgranar, pelar, lavar, mezclar, amasar, medir, estimar, ensayar, reintentar, fallar… Muchos verbos se conjugan en el trabajo colaborativo de esta aula de sabores, aromas y experiencias eternas.

Una familia cercana llegó a pintar toda una pared de su cocina de color negro tablero de manera que la tiza invitó desde muy temprano a su hija, primero a pintar los ingredientes y, a medida que crecía, a escribirlos cada vez con mejor letra.

Recetas, listas de mercado y mensajes recordatorios ahora aparecen rutinariamente allí en un cuaderno de apuntes familiar maravilloso. Mientras tanto, los demás muros de la cocina han sido testigos de largas sesiones de amasijos, preparaciones y, sobre todo, de conversaciones e historias que jamás serán removidas del recuerdo de su hija.

Muchos jóvenes llegan al momento de sacar su cédula de ciudadanía y jamás han puesto dos ingredientes juntos para obtener un producto comestible. Un amigo me contaba que su primera pregunta para los aspirantes a cualquier trabajo era: “Y usted, ¿qué cocina?”. Si no tenían una receta para compartir y explicar, no pasaban la prueba.

La comprensión del mágico transcurso desde su origen hasta el plato de cualquiera de estos bocados que tenemos al frente, debería ser incluido con seriedad y profundidad en todo proceso educativo. Y la apreciación de los procesos de los alimentos, su historia, su geografía, su ciencia, su picardía, tendrían que ser materia obligada de cada escuela.

¡Vamos a la cocina, que hoy tenemos quiz!

Por: Guillermo Ramírez

CUCÚ EN LA COCINA – ENTRE RAMAS

La cocina de Manuela
Ilustración: Paola Escobar

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